qué harías tú


quién más creerá que puede cambiar el mundo si no tú
se encerrará horas con su guitarra
tratando de encontrar la melodía perfecta
para después mostrármela

y opinar
y criticar
y olvidarnos de lo que estábamos hablando
todo por teléfono

quién más sabrá cuánto azúcar echarle a mi café
y podrá hacer todo lo que sabías hacer tú
si cada vez que conozco a alguien
solo noto lo pequeño que se ve comparado a ti

extraño cómo hacías sonar mi nombre cuando lo pronunciabas
sentir mi pensamiento lleno de tus garabatos
de tus ideas tan extrañas
de ese olor a trementina
disuelve óleo. disuelve sueño

....

mute

no sé en qué estás pensando ahora
a lo mejor tratas de recordar
alguna de las tantas películas que vimos juntos
y obviamente no puedes

a lo mejor estás tramando la siguiente excusa para no verme
pero desde aquí te veo
yo siempre te veo

y ya no sé si es cierto que no lo quieres
si lo extrañas
si lo recuerdas
si lo piensas
si lo odias
si es verdad que no lo ves

no sé si aún escribes poemas sobre mí
con esos títulos tan raros

lo único que sé es que ya no puedes sonreír

fea


- ¿Me acompañas al paradero? Tengo que ir a la casa de mi enamorado, sus papás me invitaron a un almuerzo-. Me dijiste luego de la frustrante clase de guitarra. De haber sabido que te haría llorar no hubiera dejado que faltes a tu práctica.
- ¡Claro! Si quieres me llevo tu guitarra a mi casa, te estorbará. Mañana te la traigo-. Era lo menos que podía hacer. Además, quería volver a verte al día siguiente... era una buena excusa para hacerlo.
- Está bien... pero hay que
apurarnos. -
Caminamos hasta la salida de la universidad mientras yo deseaba que no me hablaras más de ese imbécil. Cómo podía una mujer como tú estar con un tipo que se desnudaba y se ponía etiquetas de cerveza en las tetillas, ni siquiera ahora lo entiendo. Afortunadamente tu tema fue otro.
- Sabes, quiero que mañana me vuelvas a enseñar esa canción. ¿Podrías? -.
¿Se notó mi cara de felicidad? No lo sé, pero lo más probable es que ella no. A lo mejor nadie lo notó. Por lo general mi rostro no es un buen indicador si de conocer mi estado de ánimo se trata.
- ¿Eso fue un sí? ¿No tienes músculos en la cara no? Lo tomaré como un sí. Mañana a la 1, almorzamos juntos y de
ahí seguimos con las clases. ¿Ok? -.
- Me parece bien - dije, y creo que esta vez si se notó la sonrisa. Tú sonreíste también.
Nos
encontrábamos caminando, llegando al paradero. El semáforo estaba en rojo así que no se me ocurrió otra cosa que decirte - Fea -. Tu volteaste y acercaste tu rostro al mío, mirándome fijamente a los ojos.
- ¡No!
- ¡Sí!
- ¡No!
- ¡Claro que sí!
En esa disputa nos encontramos, cada vez acercando más nuestros rostros hasta que de pronto nos
interrumpió una voz conocida.
- J
ersooooooooon - se oyó, y pasamos de mirarnos fijamente a mirar al otro lado de la pista, que es de donde provenía la voz. Lo recuerdo tan claramente porque así fue como te conocí.